Sobre mí

Sobre mí

Me llamo Lara Giménez Molina y soy una apasionada del desarrollo personal.

Como la  mayoría de historias, la mía dio muchas vueltas hasta llegar donde estoy hoy y hacer lo que hago. Mis estudios académicos giraron en torno a los idiomas, porque me encantaban (y lo siguen haciendo) y en la universidad me licencié en Traducción e Interpretación. Esto me sirvió para viajar bastante y tener la oportunidad de vivir en varios países. 

A lo largo de todo el tiempo que he estado dando vueltas por el mundo, he vivido experiencias muy enriquecedoras que han ido perfilando la persona que soy hoy. Y la enseñanza probablemente más valiosa ha sido la de comprender que hay miles de formas de vivir la vida. Crecemos con ideas preconcebidas que nos llevan por la línea recta y muchas veces nos hacen pensar que sólo hay una manera buena de hacer las cosas; y, en verdad, hay tantas como personas en el planeta. Pero lo importante más allá de lo que hacemos, lo que tenemos, lo que deseamos o de lo que carecemos… es cómo nos relacionamos con todo eso

Lara Giménez Molina postura yoga tocar pies

No tuve siempre claro que quería ser madre. Pero cuando tomé la decisión de serlo y comencé a buscar el embarazo, me agobié porque pensaba que sería relativamente fácil, pero veía que pasaban los meses y no lo lograba.

Ser madre pasó de ser una decisión a una ilusión. De la ilusión a un objetivo y de ese objetivo a una obsesión. Y aquí empezó la preocupación, la angustia y la frustración porque quería algo y no lo tenía. Entonces recordé la lección tan importante que había aprendido años atrás y me pregunté: ¿Cómo vas a relacionarte con esto?

Y entonces reapareció el Yoga. Hacía años que lo había descubierto pero llevaba un tiempo sin practicar. Y en esta ocasión volvió a mi vida para poner orden en mi mundo interno.

Poco a poco fui dándome cuenta de cómo el yoga me hacía sentirme tremendamente bien y me liberaba de mis rollos mentales. Sentía que lograba gestionar bastante bien mis emociones y reaccionar mejor ante los momentos difíciles, como era la búsqueda del embarazo.

Durante el proceso hacia mi deseada maternidad…

Aprendí a no querer controlar lo que era evidente que no estaba bajo mi control.

Aprendí a no aferrarme a los deseos y a aceptar lo que me presentaba la vida en cada momento.

Aprendí a relacionarme mejor con la vida

Así que, tomando consciencia de estas mejoras en mi calidad de vida, el yoga y la meditación pasaron de ser una costumbre frecuente a un hábito irrenunciable. No sólo se convirtieron en una manera de “entrenar” mi cuerpo y mi mente, sino en un tiempo dedicado para MÍ. Para cuidarme. Para escucharme. Para abrazarme.

El embarazo llegó.
Mi hija se llama Asia y tiene ahora 5 años.

Lara y su hija Asia

Te contaré dos cosas sobre mí que quizá te interese saber:

La primera es que las circunstancias de la vida me llevaron a trabajar durante 15 años en Reproducción Asistida.

Mi labor principal consistía en coordinar los tratamientos de fertilidad de los pacientes que querían tener un hijo y no podían. Les daba instrucciones sobre las pautas de medicación, les ayudaba a gestionar el viaje (la mayoría eran extranjeros) y los acompañaba durante su estancia en la clínica. Y, sin duda, les ofrecía apoyo psicológico. Yo era una de las primeras personas a las que informaban de si su prueba de embarazo había sido positiva o negativa.

Una mujer que está intentando tener un hijo no lo suele contar a mucha gente. De hecho, la mayoría no lo contamos ni a nuestra familia ni a amigos íntimos. Para muchas de nosotras es un secreto, un tabú. No te digo ya si además estás haciendo un tratamiento de fecundación in vitro.

Y claro, en la clínica se encontraban conmigo que, a pesar de ser una persona desconocida, lo sabía todo sobre su historia clínica. Me convertía en su apoyo. Aprovechaban que alguien ajena a su círculo social, conocía su problema para abrirse, para expresar sus dudas, para compartir sensaciones y pedir consejos. Una vía para intentar liberar emociones estancadas.

Cuando se quedaban embarazas, la felicidad era infinita y la alegría, compartida. Cuando no era así, el consuelo no resultaba fácil de dar. Pero creo que el simple hecho de poder ser escuchadas ayudaba bastante.

En fin, un trabajo muy humano. Muy sensible. Muy emocional.

La otra cosa es que quizá te interese es que después de tener a mi hija, decidí formarme como profesora de Yoga y de Meditación y Mindfulness.

Tenía claro que el yoga y la meditación son una herramienta indispensable en el crecimiento personal de un ser humano. En mi caso, además, sabía que me había ayudado en mi búsqueda de embarazo. Y decidí que tenía que ayudar a otras personas a descubrir que practicar yoga nos da la oportunidad de conocernos más y mejor.

Como durante mi experiencia laboral he acompañado a cientos mujeres que deseaban quedarse embarazadas, decidí gestar Yoga y Fertilidad, para aunar mi experiencia profesional y mi pasión, y poder así seguir ayudando a todas esas mujeres, pero esta vez a través del yoga y del mindfulness.

Porque si estás emprendiendo el camino hacia un embarazo, me resultará más fácil comprender tus dificultades, ayudarte a gestionar tus emociones y acompañarte en los altos y bajos que pueda haber en tu viaje.

Lara durante el embarazo

Mi objetivo es preparar tu cuerpo y ayudarte a calmar y a entender tu mente a través del yoga, la meditación y el mindfulness para que logres crear un entorno físico y emocional óptimo que favorezca las posibilidades de conseguir el embarazo.

Creo que la vida nos presenta cada día una oportunidad para ser mejores y más conscientes de todo lo que hacemos.

Y creo que para ser madre lo que verdaderamente necesitas es estar preparada para amar. Amar sin límites. Amar sin miedo.

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