El Blog de Yoga y Fertilidad

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¿Qúe viene antes, el estrés o la infertilidad?

Y por qué el yoga y el mindfulness te pueden ayudar sea cual sea la respuesta

Cuando una pareja busca embarazo y éste se demora más de lo esperado, se genera mucha incertidumbre y preocupación. Si a esto le añadimos la presión social y la sensación constante de frustración, acabamos en muchos casos desembocando en una crisis vital. 

 A pesar de que la ciencia no ha demostrado que el estrés sea una causa directa de infertilidad, sí sabemos que éste puede afectar al buen funcionamiento físico, mental y emocional de la persona. 

Para saber hasta qué punto nos afecta, debemos primero distinguir entre estrés crónico y estrés agudo. 

El estrés agudo es una respuesta puntual de alta intensidad que se da ante una situación estresante de corta duración. Por ejemplo, un accidente o una pelea. En estos casos, el cuerpo activa su respuesta de “lucha” o “huída”, haciendo que aumente la frecuencia cardíaca, la tensión muscular y se libere cortisol y adrenalina. Esto, a pesar de alterarnos mucho en el momento, no tiene un impacto negativo duradero en nuestra salud y, a priori, no impactaría en la regulación del ciclo hormonal que regula la concepción,  puesto que el cuerpo vuelve a su equilibrio normal una vez pasada la situación. 

Por otra parte, si los niveles de estrés, aun siendo más moderados, se mantienen en el tiempo durante semanas, meses o años, estaríamos ante un estrés crónico. Este tipo de estrés suele venir a consecuencia por ejemplo de enfermedades, problemas financieros o relaciones disfuncionales. Esto puede causar un desgaste físico y emocional que termina afectando el sueño, la digestión o la capacidad reproductiva entre otros. 

Y ciertamente, los problemas asociados a no poder tener hijos se pueden convertir en estrés crónico. Con lo cual,  puede que el estrés no te haya conducido inicialmente a la infertilidad pero el hecho de tener dificultades para concebir si te conduce al estrés. Un estrés que te acaba bloqueando tanto a nivel físico como emocional. Y esto se convierte en la pescadilla que se muerde la cola 

¿Y cómo salimos de aquí?

Pues una de las claves más importantes sin duda es aprender gestionar ese estrés

La Doctora Alice D. Domar, que es una pionera en el campo de la medicina mente-cuerpo, ha investigado mucho sobre el estrés y la fertilidad y ha concluido en muchos estudios que ciertos hábitos en el estilo de vida impactan positivamente en la salud física y mental haciendo aumentar las tasas de éxito en pacientes con problemas de fertilidad.  

Algunos de estos hábitos que contribuyen a reducir y a gestionar mejor el estrés son el yoga o el mindfulness

Aprender a respirar, relajar la musculatura y calmar la mente nos ayudará a mantener los niveles de ansiedad a raya para que el camino hacia el embarazo sea lo más tranquilo posible. 

Cabe tener presente que en muchos casos, la búsqueda de embarazo es una carrera de fondo. Por lo que pensar en invertir en herramientas que apuestan por tu propio bienestar y te ayudan a gestionar las emociones es una de los mejores decisiones que puedes tomar, ya que serán un gran apoyo en esta etapa pero te servirá para toda la vida.  

Y recuerda, no es que necesites estar relajada para quedarte embarazada. Necesitas encontrarte lo mejor posible mientras el embarazo llega. 

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