Según la tradición del Yoga, las tensiones y miedos que acumulamos a lo largo de nuestra vida quedan almacenados en las caderas.
Si no liberamos esta tensión, esto se traducirá, por una parte, en mayor rigidez física y falta flexibilidad, y, por otra, en bloqueos emocionales que nos impedirán avanzar con fluidez en algunos aspectos de nuestra vida.
Además de ser el almacén de las emociones, la cadera es la zona que alberga los órganos reproductores, donde se concibe la vida. Así pues, unas caderas flexibles permiten mantener estos órganos sanos, al mismo tiempo que equilibran la sensualidad, la sexualidad, las emociones y el deseo. Dicho de otra forma, liberando la cadera, estamos mejorando nuestra fertilidad.
¿Por qué están tan relacionadas nuestras caderas con nuestras emociones?
Cuando nos sentimos amenazados o escuchamos malas noticias, se activa en nosotros el mecanismo de lucha o huida. Inconscientemente nuestro cuerpo reacciona apretando la mandíbula. Y esa misma acción se produce también en las caderas. Nuestra respuesta natural al estrés es utilizar las caderas para huir, luchar o inclinarnos hacia delante y levantar las rodillas en posición fetal para proteger nuestro núcleo.
Estas acciones que utilizan las caderas hacen que los músculos que han sido apretados con fuerza se acorten y la tensión total nunca se libere del todo. No sólo atrapan la tensión muscular, sino también la emoción cognitiva profunda que se siente en ese momento. Esta tensión inconsciente puede ser mantenida a partir de un evento traumático, o de muchos pequeños eventos donde el estrés de sentimientos como la tristeza, el miedo y la preocupación se almacenan y pueden quedar atrapados
Es por ello por lo que, si a través de la práctica de Yoga, estiramos, movilizamos y flexibilizamos los músculos de la cadera, propiciaremos una liberación física que permitirá también que la emoción almacenada de deshaga.
Si aprendemos a ser más conscientes, a estar más conectados con nuestro cuerpo y a percibir la relación que tiene con nuestra mente y nuestras emociones, podremos recuperar la salud de nuestra cadera.

Los flexores de cadera son músculos fuertes y cuando realizamos una postura de apertura de caderas, nos puede resultar un reto. Pero lo que hemos de hacer es dirigir la respiración hacia donde notamos la tensión, con la intención de que se afloje y se relaje.
La auto-observación y concentración en la respiración ayudarán a suavizar allá donde sintamos rigidez. Y poco a poco, nuestro estado se transformará en calma mientras dejamos ir el estrés almacenado.
Es muy importante llevar la atención plena a la cadera y observar las resistencias a las que nos enfrentamos en cada postura.
Relajar los músculos de la cadera nos ayuda a liberar bloqueos emocionales, a aliviar emociones negativas como el miedo a no quedarme embarazada o la tristeza por una pérdida gestacional.
De manera que nos otorga mayor vitalidad y bienestar, contribuyendo a que nos encontremos mejor física y emocionalmente y también a conseguir una sexualidad plena.
El Yoga para la fertilidad pone el foco en las posturas que trabajan las caderas. Y a partir de este trabajo en el que movilizamos y flexibilizamos, también estamos liberando emociones estancadas.
Aceptando y reconociendo lo que vamos sintiendo durante la práctica más allá del esfuerzo físico aprenderemos a entender mejor nuestro cuerpo y nuestra intimidad.
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